El surgimiento de las revueltas estudiantiles y el fenómeno de la contracultura, fueron los cambios más significativos que se dieron en la década de los sesenta en el plano social y político.
En Estados Unidos las protestas fueron contra la guerra de Viet Nam. En Europa contra la sociedad de consumo y las dictaduras comunistas. En América Latina la influencia de la Revolución Cubana y la presencia del “Che” Guevara provocaron una esperanza revolucionaria. Para la población estudiantil la lucha de liberación socialista era una premisa indispensable. La Revolución Cultural China impulsó a los jóvenes a cambiar las estructuras caducas de su sociedad.
La Segunda Guerra Mundial generó en los jóvenes de varias partes del mundo decepción por el desastre irracional de la guerra; cansados de su sociedad huyen de ella. Comienzan a manifestarse los primeros brotes de rebeldía. En Estados Unidos, a esta generación de la posguerra se le llamó la “generación Beat” o la “generación golpeada” y se expresó en un movimiento individualista y anti-intelectual.
Los beat escaparon de la sociedad para ocultarse en la undergrown, es decir, en los barrios o en los subterráneos. También se refugiaron en las religiones orientales, principalmente el Zen. La fase posterior de esta protesta sería la generación beatnik donde los jóvenes vagabundean y forman pequeños clanes, consumen drogas, plantean una revolución sexual y cuestionan la sociedad de consumo por enajenante. Dejan la comunidad de la sociedad industrial y comparten la simplicidad de la vida en comunas.
En los sesenta se da otra manifestación de la protesta juvenil, el llamado fenómeno hippie o la protesta de la “generación de la flor”, surgida en San Francisco y Nueva York. Los puntos centrales del movimiento hippie eran:
a) Rechazo del modo de vida americanob) Rechazo a la guerra de Viet Namc) Repudio al racismod) Crítica a la opresión de la burocraciae) Repudio al consumismo, producto de una sociedad opulentaf) Se niegan a ser productivos
Miles de jóvenes norteamericanos de las clases privilegiadas dejaron la comodidad material y el despilfarro al que estaban acostumbrados, buscando así otras razones para vivir. Fenómenos paralelos se manifestaron en la música, el pacifismo, la libertad sexual, el rechazo a las normas y el consumo de drogas. El movimiento hippie fue contestatario, es decir, la expresión de una crisis de valores, y una protesta político social.
Si bien es cierto que los movimientos juveniles encierran un fenómeno de repudio a los valores de una sociedad en crisis, en América Latina el movimiento hippie no tuvo la misma resonancia ni las mismas características que en Estados Unidos. Resultó una moda, una imitación; en Argentina, por ejemplo, a principios de los setenta se establecieron bouties hippies, desvirtuando la esencia de este movimiento. La sociedad de consumo, aún en países en vías de desarrollo, impuso sus reglas.
A mediados de los sesenta varias universidades del mundo vivieron una profunda agitación. Las huelgas universitarias se multiplicaron: en Berckley (1964), Berlín (1965), Francia, México, Italia, Suecia, Inglaterra (1968). Este último año fue llamado el año de la rebelión estudiantil.
La época de bonanza económica en países capitalistas permitió un incremento en el número de estudiantes universitarios. En los países industrializados la matrícula se elevó al 61% y en América Latina, de 1960 a 1975, se incrementó en un 500%.
Mientras que en los países industrializados como Estados Unidos o Inglaterra los estudiantes se rebelaron contra la política intervencionista de sus países hacia regiones del tercer mundo o se revelaron ante el aburrimiento y enajenación de la opulencia, los estudiantes latinoamericanos luchaban contra las intervenciones imperialistas, las situaciones de subdesarrollo y dependencia, la pobreza y por un cambio de estructuras tendientes al socialismo.
Estas canciones son representativas de las inquietudes de protesta de la juventud de la década de los sesenta. Lo que está detrás de estos fenómenos es la actitud contestataria de los jóvenes, la lucha por cambiar los valores y las normas de la sociedad, la lucha por hacer de este mundo uno más habitable para ellos.
Haciendo un balance de los movimientos estudiantiles podemos acercarnos a ciertas conclusiones. Si bien es cierto que su crítica no alteró las estructuras de poder, han quedado ciertas reivindicaciones y logros para las generaciones posteriores, tales como la toma de conciencia sobre la vida cotidiana, los nuevos valores sobre la humanidad, la libertad, el amor, la verdadera felicidad, el desarrollo de las facultades y deseos de los individuos y el fenómeno de la contracultura.
La respuesta está en el viento
(Bob Dylan, 1963)
¿Cuántos caminos debe recorrer el hombre antes de que sea llamado hombre?
¿Cuántos mares debe atravesar la paloma blanca antes de dormir en la arena?
Sí, ¿Cuántas veces deben volar las balas del cañón antes de ser prohibidas para siempre?
La respuesta, mi amigo, está en el viento, la respuesta está flotando en el viento.
¿Cuántas veces debe un hombre levantar la vista antes de poder ver el cielo?
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Sí, ¿Cuántas muertes serán necesarias para comprender que ya ha muerto demasiada gente?
La respuesta, mi amigo está en el viento La respuesta está flotando en el viento.
¿Cuántos años puede existir una montaña antes de ser deslavada por el mar?
Sí, ¿Cuántos años puede vivir alguien antes de que se le permita ser libre?
Sí, ¿Cuántas veces puede un hombre voltear la cabeza, fingiendo no ver nada?
La respuesta, mi amigo, está en el viento, la respuesta está flotando en el viento.
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Los sonidos del silencio
(Simón & Garfunkel, 1964)
Qué tal oscuridad, mi vieja amiga, he venido a hablar contigo otra vez, porque una versión reptando suavemente dejó sus semillas mientras yo dormía y la visión que se plantó en mi cerebro permanece aún en el sonido del silencio.
En sueños inquietos caminé solo, por calles angostas y empedradas.
Bajo el halo de una luz de la calle me subí el cuello por el frío y la humedad, cuando mis ojos fueron acuchillados por el flash de neón que cortó la noche, y tocó el sonido del silencio.
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“¡Idiotas!”, dije “No saben que el silencio crece como un cáncer, escuchen mis palabras que tal vez les enseñen, tomen mis brazos que tal vez los alcancen”.
Pero mis palabras cayeron como silenciosas gotas de lluvia haciendo eco en las fuentes del silencio.
Y la gente se inclinó para rezar al Dios de Neón que había creado. Y el letrero hizo brillar su advertencia en las palabras que lo formaban.
Y el letrero decía:
“Las palabras de los profetas están escritas en las habitaciones y en las paredes del metro”, y murmuró en el sonido del silencio.
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La contracultura ha sido un fenómeno que vivió su momento más importante en los sesenta del siglo XX teniendo como consecuencia las revueltas juveniles. Es una inversión de valores, donde se sustituyen los valores viejos por otros nuevos, es una recuperación del cuerpo, del espíritu y de la humanidad. Es un movimiento de cultura en oposición al sistema establecido, oposición a los valores socialmente dominantes.
Aunque este fenómeno tuvo su climax en la década de los sesenta, la contracultura ha sido siempre una constante histórica, en la cual el hombre se ha revelado ante ciertas cosas que lo oprimen, y además de la necesidad de cambiar hacia mejores condiciones de existencia, es decir, el deseo permanente de ser.
Para ilustrar dicho fenómeno baste mencionar a los cátaros herejes de la Edad Media frente a los rigores y lanzas del Papado; los primeros pintores fauves, que llanaban sus telas de colores vivísimos y chillones, frente a una Academia empeñada en dibujar siempre el mismo cuadro; Rimbaud y Verlaine, extraordinarios poetas, contra la moral y la sacralización de valores vigentes en su tiempo, un eterno siglo XIX de cartón-piedra. La contracultura es una larga cadena (cortada a veces con brutalidad) pero que llega hasta aquí, hasta ahora, gozosamente.
En Estados Unidos, especialmente en la costa oeste (California), se generó una revolución cultural que se llamó la contracultura y que involucró a muchos jóvenes norteamericanos y de otras partes del mundo. Se decía que una nueva sociedad había nacido, el mundo estudiantil de California también participó con gritos de júbilo y libertad. Las canciones folk norteamericanas invitaban a los jóvenes del mundo a ir allí. Se estrenó la opera-rock, Hair (Cabello) popularizando la era de Acuario, donde la felicidad,, la magia y la imaginación triunfarían.
California representó el paraíso del sol y los colores, la tolerancia en el uso de las drogas ligeras y donde las fronteras sexuales racistas quedaban abolidas. Músicos, poetas y pintores manifestaban su entusiasmo ante esta revolución cultural. En California actuaban los mejores grupos musicales como: Doors o Soft Machine. Dentro de la nueva música se encontraban Jimmy Hendrix, Janis Joplin y Bob Dylan. En la literatura Allen Ginsberg, Jack Keruac, Wilhem Reich fueron algunos intelectuales de la “generación beat” que elaboraban poesía y novela con un sentido crítico y cambio de valores.
California fue un lugar donde la libertad, la sexualidad libre, la música de rock, la juventud, los viajes a través de la droga (la sicodelia), etc., se mezclaron para conformar un fenómeno contestatario ante la frialdad y enajenación de una sociedad opulenta. La contracultura estaba destinada a no morir.
Las luchas por la liberación nacional y en contra del Imperialismo se dieron en todo el mundo. En Latinoamérica, en 1959 había triunfado la Revolución Cubana. En los cincuenta, Guatemala inició un periodo de regímenes militares. En 1964 Brasil y Bolivia asumían un gobierno similar al de Guatemala, y en 1966 sucede lo mismo en Argentina. En Chile surgieron luchas internas en 1970, mismas que finalizaron con el ascenso de Salvador Allende a la presidencia.
La Guerra de Corea dividió esta nación en dos polos contrarios, hecho de consecuencias terribles para la siguiente década.
La Guerra de Viet Nam contra el gendarme del mundo, Estados Unidos, se convertiría en una bastión contra el “imperialismo capitalista”, pues culminó con el retiro de las tropas norteamericanas del área, y el rencor contra la actitud beligerante yanqui.
En el Medio Oriente, la Guerra de los Seis Días, durante 1979, se agudizaría; los países árabes y el estado judío de Israel se disputaron territorios de la zona, cuestión que aún sigue sin resolverse.
Los movimientos juveniles en el mundo fueron reprimidos por medio de la violencia; la inconformidad juvenil marcó a esta década, y se muestra en una nueva actitud ante el mundo; se denota una lucha existencial contra el Estado, que se extiende en todo el orbe. Esta crisis, no exenta de causas económicas, políticas y sociales, también se hace manifiesta en México, tema que trataremos en las páginas siguientes.
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