MOVIMIENTO POPULAR
a) MOVIMIENTO CAMPESINO
Un rasgo distintivo del cardenismo fue su profunda preocupación por el problema agrario debido a la situación de tensión y conflicto creciente que existía en el campo y que se expresaba en constante invasiones de tierras, por ello, uno de los ejes fundamentales de la política cardenista fue el promover el reparto agrario y el ejido colectivo como base fundamental, no sólo, del desarrollo agrario sino como unidad productiva del desarrollo económico del país, objetivo que logró en 1940 cuando el volumen de la producción agraria se incrementó en 71.5%. Esta situación se favoreció aún más con la demanda interna y las exportaciones de alimentos, materia primas y bienes de exportación.
Más allá de resolver el problema de la tierra, el régimen cardenista buscó concretar el desarrollo capitalista en aquellas regiones del país en donde el dinamismo de los cultivos hiciera rentable el capital, impulsando un capitalismo del Estado. Por ello no vacilo en designar importantes cantidades de inversión pública: en 1934, 10 millones, en 1940, 45 millones de acuerdo con estos datos hubo un incremento del 350%.
Después de 1940 esta situación se modificó sustancialmente en relación con el cardenista ya que esta actividad fue sacrificada para favorecer a las necesidades del desarrollo industrial. En cuanto al reparto agrario este se redujo después del cardenismo o bien hubo sexenios que incrementaron la cantidad de tierras repartidas, pero la calidad de éstas dejó mucho que desear. Así sucedió en los sexenios de López Mateos con 8, 870 430 hectáreas, de la cuales sólo el 19% eran cultivables y en el de Díaz Ordaz, se repartieron 24,738 199 hectáreas, de las cuales eran cultivables sólo el 8%. Por otra parte el desarrollo agrícola buscó satisfacer la demanda de alimentos y materia primas que la industria misma y las exportaciones requerían de la misma manera que proveyó de divisas necesarias para la importación de herramientas, maquinaría y tecnología, así como de la mano de obra destinada a la industria, los servicios y la agricultura capitalista en detrimento de la agricultura ejidal y campesina. De esta manera el deterioro del campo condujo a un gran malestar que sé manisfestó en movimientos de protesta con el que constituyó la Liga Nacional Campesina “Ursulo Galván” y el movimiento guerrillero de Rubén Jaramillo en 1943.
Al finalizar la década de los cincuenta se intensificaron las movilizaciones independientes y al margen de la central gubernamental principalmente en el norte del país. Estas movilizaciones fueron encabezadas por la UGOCM al frente del cual se encontraban los líderes Jacinto López y Felix Rubio. Estas acciones obligaron al presidente López Mateos a reiniciar el reparto agrario como garantía para mantener la estabilidad del país. Durante este sexenio el líder agrarista Rubén Jaramillo impulso los trabajos para construir la CCI y promovió el reparto de los predios de Guarín y Michapa en el estado de Michoacán. Para los años sesenta nuevas manifestaciones de descontento se dieron en los estado de Veracruz, Chiapas, Coahuila, Oaxaca, Puebla, San Luis Potosí y el Estado de México. En el estado de Guerrero se formo la Asociación Cívica Guerrerense que será brutalmente reprimida. En 1961 el Movimiento de Liberación Nacional (MNL)., se vinculó a la lucha popular campesina impulsando un Congreso Constituyente en la ciudad de México al que acuden campesinos de la CCI; disidentes de la CNC y miembros del Partido Comunista Mexicano. Más tarde la CCI; la CCI se divide en dos fracciones: una que ingresa al PRI y otra que permanece independiente.
Una serie de políticas fueron adoptadas por el gobierno federal para contrarrestar fuerza al malestar social: incorpora a los cañeros al IMSS; constituye el Instituto Nacional de Protección a la Infancia (INPI); instaura los desayunos escolares en la primaria; crea el Fondo Nacional de Fomento Ejidal; la Aseguradora Nacional Agrícola Ganadera y la Compañía Nacional de Subsitencias Populares (CONASUPO); promulga la ley se semillas mejoradas (PRONASEA); negocia créditos con la Alianza para el Progreso (ALPRO) con el fin de impulsar la llamada “Revolución Verde”.
Con Gustavo Díaz Ordaz la situación del campo se agrava, el país entra en una crisis agrícola pues la taza de crecimiento en el campo fue del 1% mientras que el ritmo de crecimiento de dicha actividad fue del 3.2% anual, así mismo el estancamiento del reparto agrario, el abandono de la actividad agrícola, la falta de inversión pública, el congelamiento de los precios de garantía de los principales productos agrícolas, la política gubernamental de impulsar el cultivo de productos no básicos, el crecimiento y expansión de la ganadería en tierras de cultivo básico y la cada vez más grande participación de inversiones extranjeras en la actividad agroindustrial: hicieron que nuevas manifestaciones de descontento se dieran entre 1965 y 1970 en Puebla, Hidalgo, Tamaulipas, Durango y Sonora; estas movilizaciones encabezadas por la CCI constituirían un Comité de Defensa Popular en Chihuahua. En Puebla se formo el frente Obrero Campesino Estudiantil Popular; en Ciudad Madera Chihuahua se dio un asalto en este cuartel; en Durango la lucha por el reparto del predio de Santa Teresa; en Guerrero 80 campesinos copreros son asesinados; en este mismo estado se da la lucha de la Asociación Cívica Guerrerense más tarde Asociación Cívica Nacional Revolucionaria encabezada por el profesor Genaro Vázquez Rojas; nace el movimiento guerrillero llamado Partido de los Pobres y la Brigada Campesina de Ajusticiamiento encabezada por el profesor Lucio Cabañas Barrientos; en Yucatán se dan los movimientos ejidatarios de 1966 a 1969 y cientos de insurrecciones más a lo largo del país. Estas manifestaciones dejaban claro que la estabilidad política sólo era supuesta, pues el deterioro de la vida de los trabajadores de país era evidente.
b) MOVIMIENTO OBRERO
Aunque las organizaciones sindicales estaban bajo control del Estado y el movimiento obrero independiente se hallaba disperso, las pésimas condiciones de vida y la falta de democracia sindical provocaron el descontento generalizado principalmente entre los trabajadores ferrocarrileros, petroleros, telegrafistas y entre los maestros de primaria del D. F.
En el sector ferrocarrilero la burocracia sindical que se había apoderado del sindicato desde el período alemanista, a través, de la represión por Díaz de León (el “charro”) contra los ferrocarrileros, la falta de democracia y el deterioro de los salarios, más acentuado en este sector, provocaron la incoformidad. Por eso ante la negativa de incremento salarial (pactado por alguno miembros del Comité Ejecutivo) decidieron en asamblea general realizar paros escalonados el 27 y 28 de junio de 1858. El gobierno ordenó el cierre da las instalaciones, muchos obreros fueron encarcelados y una manifestación de solidaridad recibió el ataque de policías. Los ferrocarrileros respondieron con un paro más largo, el 29 de junio. El presidente Ruíz Cortines ofreció un aumento salarial, que aunque menor, a la demanda inicial fue aceptado por los obreros. Sin embargo, los ferrocarrileros entraron a una nueva etapa: la búsqueda por la democratización del sindicato. Durante la VI Convención Nacional Extraordinaria, realizada el 12 de julio, los delegados secciónales destituyeron al Comité Ejecutivo y, allí nombraron un nuevo quedando como secretario al general Demetrio Vallejo. Ante la negativa de la empresa por reconocer al nuevo Comité Ejecutivo, los trabajadores llamaron a un paro indefinido con las siguientes demandas: Liberación de los presos políticos, reinstalación de despedidos, pago de salarios caídos, retiro de las tropas de los locales sindicales y sobre todo, la elección democrática del Comité Ejecutivo.
c) MOVIMIENTO MAGISTERIAL Y MÉDICO
El origen del conflicto magisterial fue producto de las condiciones salariales y de trabajo que habían conducido a los maestros al deterioro de sus condiciones de vida, así como a la necesidad de impulsar procesos de democratización sindical. El conflicto se inicia en Abril de 1958 cuando los maestros de escuelas primarias del Distrito Federal, son brutalmente reprimidos en una marcha; razón por la cual convocan a otra mancha y un paro de labores por la solución de sus demandas salariales. Ante la negativa de las autoridades el movimiento revolucionario del Magisterio MRM encabezado por el profesor Othón Salazar toma las instalaciones de la Secretaría de Educación Pública exigiendo la solución del conflicto. En junio del mismo año se soluciona aparentemente otorgándole a los maestros un aumento salarial, así mismo, el reconocimiento oficial de su nueva dirigencia sindical independiente.
Sin embargo en 1960 el comité nacional del magisterio dirigente del SNTE en contubernio con el gobierno del presidente López Mateos desconoce y destituye a la dirigencia de la sección IX, motivo por el cual renace la insurgencia y movilización magisterial que toma como punto de reunión de esta agitación a la Escuela Nacional de Maestros. El conflicto finalmente es resuelto ante el malestar y la inconformidad de los maestros; se clausura el comedor y el internado. Como respuesta a este acto represivo, la dirigencia sindical de la sección IX convoca a una marcha que es disuelta por la policía de la misma manera en que el movimiento es aplastado por el ejército, sus dirigentes son encarcelados.
El proceso de acumulación de capital que el desarrollo económico industrial generó en nuestro país lo llevo a impulsar un importante proceso de urbanización en el que quedaron vínculados los servicios públicos que el Estado mexicano debía proporcionar a la población, el crecimiento de las ciudades y la necesidad de consolidar una clase media que a través de su trabajo y servicios satisficiera las demandas exigidas por la población. En este sentido las clases medias participan en el juego de las relaciones de poder como correas de transmisión del poder del Estado para hacer posible sus funciones de dominio, dirección política y administración social.
Ostentosamente la clase media pasará a formar parte de una burocracia más estatal que privada que llegará a ocupar puestos públicos de una mediana, alta y poca jerarquía como funcionarios de las diferentes secretarias de Estado, gozando de prestaciones, ventajas y privilegios que el gasto público les designe para satisfacer sus múltiples demandas de bienes y valores necesarios para imitar los modelos de la clase dominante y las formas y modos de la vida del extranjero; la clase media será la privilegiada y consentida del estado.
Sin embargo, esta situación no duró mucho tiempo y pronto se modificó debido a que a fines de los años cincuenta, las condiciones contractuales salariales y de vida de la clase trabajadora se vieron favorecidas por la política laboral y social del Estado, a diferencia de los sectores medios que vieron pauperizarse sus salarios y sus condiciones de vida al mismo tiempo que se proletarizaban. En ese contexto de desarrollo el movimiento médico de 1964 y 1965. Aunque el sector médico fue uno de los sectores que más expansión tuvo en el área de servicios, esta expansión no coincidía ni sus salarios ni sus condiciones de trabajo y de vida por lo que la mayor parte de los médicos que trabajaban para las instituciones de salud pública tenían. La búsqueda de mejores condiciones de trabajo les llevaría a estallar un paro al final del sexenio del presidente López Mateos (1964), a formar la Asociación Mexicana de Médicos Residentes e Internos A.C. (AMMRI), y un pliego petitorio en el que exigirían:
a) La firma de un contrato colectivo de trabajo (sustituyendo al contrato-beca) para los médicos residentes e internos en el que se reconociera la antigüedad y el escalafón.b) Un incremento salarial.c) La reinstalación de los despedidos.d) No a las represalias.e) El derecho de los médicos egresados a ocupar las plazas en los hospitales e instituciones donde hubieran prestado sus servicios.
Veinte días después y bajo la promesa de dar solución a sus demandas los médicos levantaron el paro. Sin embargo, las autoridades gubernamentales no cumplieron su palabra ante lo cual nuevamente estallan dos paros. Los paros son levantados con la promesa de dar solución a sus peticiones, pero en lugar de soluciones encontraron la represión y el desvirtuamiento de su movimiento a través de la prensa, acto seguido constituyen la Alianza de Médicos Mexicanos (AMM) inician en agosto de 1965 una huelga buscando soluciones. Nuevamente la respuesta es: la violencia, la represión, el encarcelamiento y el boletinaje de listas de médicos involucrados en el conflicto laboral para no ser contratados en otros hospitales. Esta sería la tónica que el presidente Díaz Ordaz asumiría para resolver cualquier conflicto político-social.
d) MOVIMIENTO ESTUDIANTIL
Siguiendo mi rastro ladraba un bulldog
mascando mis huellas se las devoró
sudando y dejando llegué al comedor
por pura venganza me comí un hot dog.
Rastreando a mi cuate la tira ladró
cuando era estudiante fue aquel apañón
mi amigo enemigo de la corrupción
de puro coraje ora es senador.
Y el 68 todos saben que
sólo hubo olimpiada recuérdenlo bien
medallas de oro para el pelotón
la racia de bronce la sangre regó.
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Jaime López
Para entender el fenómeno político-popular que encerró el movimiento estudiantil de 1968 es necesario señalar sus antecedentes inmediatos: las organizaciones estudiantiles. Éstas se pueden ubicar, como lo señala Raúl Álvarez Garín, aproximadamente a finales de los años cincuenta, periodo en que fue creada Vanguardia Revolucionaria, organismo estudiantil del Instituto Politécnico Nacional, promovido en sus orígenes por militantes del Partido Comunista Mexicano y el Partido Obrero Campesino.
Dicho organismo, integrado por estudiantes politizados, analizaban los problemas más urgentes de las instituciones educativas: vigencia de los programas de estudio, autoritarismo institucional, recursos destinados a la educación, además de apoyar las manifestaciones obreras y campesinas que se suscitaban en esos años, así como el triunfo de la Revolución Cubana en 1959. Ésta, tuvo efectos estimulantes sobre amplios sectores estudiantiles, como en el grupo denominado Linterna, que manifestaba un decidido apoyo a la Revolución Socialista en América Latina.
Ente 1961 y 1965 se integraron, en varias escuelas y facultades del IPN, la UNAM y Chapingo, organismos políticos estudiantiles, en los que discutían los problemas educativos más sentidos. Juventud Comunista, organismo del Partido Comunista Mexicano, se reconstruyó para albergar a jóvenes que deseaban tener una participación más directa en los problemas de su sociedad. También se crearon asociaciones en varios estados de la República.
Los fines de estas agrupaciones se concretan a la búsqueda de una reforma educativa a nivel nacional, sin olvidar los apoyos solidarios a las movilizaciones obreras y campesinas de nuestro país; sus luchas se orientaban por una educación “popular, científica y racional”.
A través de Juventud Comunista se estableció la necesidad de crear una organización estudiantil a nivel nacional que recogiera las demandas de todas las escuelas del país. Se creó la Central Nacional de Estudiantes Democráticos (CNED) que, aunque no tuvo participación en el movimiento del ‘68”, en sus años de actividad desarrolló una intensa participación estudiantil.
Todas estas organizaciones fueron estimuladas por los acontecimientos políticos ocurridos en varias partes del mundo, finales de los cincuenta y durante los sesenta. La Revolución Cubana y la imagen heroica de Ernesto “Che” Guevara influyeron en el pensamiento político estudiantil. En 1964 estalló la primera huelga de estudiantes en Berkley, California, por una educación libre. En 1967 se creó un Comité Pro Viet Nam, iniciado por estudiantes de San Francisco, California, cuyo objetivo era organizar comités en varias partes del mundo. El movimiento francés de 1968, también sirvió de estímulo para todas las organizaciones estudiantiles en el mundo.
Los antecedentes nacionales que acabamos de mencionar nos permiten tener un panorama general para explicar los antecedentes del movimiento estudiantil de 1968, en México. 1968, fue un año que provocó movimientos universitarios en muchos lugares del mundo: Praga, Tokio, Londres, Madrid, Helsinski, Roma, San Francisco, Nueva York, París, Río de Janeiro, Lima, Buenos Aires, Shangai, etc. Por lo tanto, las causas que hicieron de 1968 un año diferencial para las universidades mexicanas, no responde únicamente a asuntos internos del país. Sin embargo, es igualmente desorientador tratar de explicar 1968 en términos sólo de influencias extranjeras.
El movimiento del “68” fue un movimiento de protesta juvenil ante la rigidez, violencia e inmovilidad del sistema político mexicano. A través de este movimiento se reclamó: libertad de expresión, asociación y libertad de pensamiento que, según, los dirigentes estudiantiles, deben caracterizar a toda la universidad y todo sistema educativo. Fue un movimiento político de masas por su intensa combatividad, coherencia y actitud de confrontación ante el régimen. En México, a diferencia de otros movimientos en el mundo, se originó “por una errónea actitud del gobierno en cuanto a reprimir su supuesto movimiento que iba o que pensaba que iba a desatarse”, como declaró el rector de la UNAM Javier Barros Sierra.
Es difícil marcar el inicio del movimiento estudiantil, sin embargo, varios autores coinciden en que las manifestaciones del 26 de julio de 1968 se pueden tomar como detonante de las movilizaciones que vendrían después.
Sergio Zermeño divide al movimiento estudiantil en cuatro etapas:
- El inicio, que va del 24 al 30 de julio de 1968.
- El ascenso, del 30 de julio aI 27 de agosto.
- Descenso, del 27 de agosto al septiembre 18 de septiembre, fecha en que el ejercito ocupó Ciudad Universitaria.
- El final que va del 18 de septiembre al 14 de diciembre, cuando finalizó la huelga y se disuelve el CNH,
La primera fase de esta etapa tuvo las siguientes características: el 22 de julio, estudiantes de las escuelas vocacionales del Instituto Politécnico Nacional riñen con estudiantes de la Escuela Issac Ochotorena, preparatoria particular. Estos enfrentamientos fueron uno de los tantos que se daban en ese año. Al día siguiente, el 23 de julio, el ataque se repitió, sin tener respuesta de los estudiantes de la escuela Issac Ochotorena; los politécnicos regresaron a sus planteles. El cuerpo de granaderos intentó tomar las instalaciones de las instituciones politécnicas. Después de los primeros enfrentamientos, los directores de esos planteles negociaron el retiro de las fuerzas policiacas.
La Federación Nacional de Estudiantes Técnicos (FNET) agrupación “oficial” del IPN, organizó una marcha el 26 de julio en protesta por las agresiones del cuerpo policiaco a las instalaciones del Instituto. Ese mismo día se celebró otra manifestación en conmemoración de un año más del triunfo de la Revolución Cubana. Un contingente del politécnico de la primera marcha -que se estima en cinco mil estudiantes-, se unió a la manifestación de los procubanos y al llegar a las calles del Centro Histórico, la policía los agredió. La cercanía de las instalaciones de la Universidad en San Idelfonso propició en esta confrontación la intervención de alumnos del la preparatoria 1. La intervención de directivos de la UNAM logró que el cuerpo de granaderos se replegara.
El 27 de julio, estudiantes de la UNAM protestaron por las agresiones y demandaron la libertad de los estudiantes en prisión. El fenómeno adquirió nuevas dimensiones y en las primeras horas de 3O de julio el ejército ocupó varias escuelas y preparatorias, los múltiples heridos y la toma de las instalaciones creó indignación entre los universitarios.
Ese día el rector de la UNAM, Javier Barros Sierra, a solicitud de la comunidad estudiantil izó la bandera a media asta en Ciudad Universitaria en señal de luto por los acontecimientos, que según él, “violan seriamente la autonomía universitaria”.
La segunda etapa se desarrolló como sigue: el primero de agosto, el rector universitario encabezó una manifestación numerosa entre estudiantes y profesores para protestar por la violación de la autonomía universitaria. El IPN convocó a una asamblea que reunió cerca de cien mil estudiantes, la misma cantidad que se estima en la manifestación de la UNAM. La petición que se hacia a las autoridades del gobierno consistía en que cualquier diálogo entre estudiantes y autoridades se realizara públicamente. El 9 de agosto se conformó el Consejo Nacional de Huelga (CNH), con la participación de las escuelas y facultades que ya habían iniciado el paro de labores. De esta manera se gestaba un movimiento de huelga generalizado en el nivel de educación media superior. El Consejo Nacional de Huelga fue el organismo portavoz de todas las demandas estudiantiles e instrumento de diálogo con la autoridad gubernamental.
Los principios para la conformación del Consejo Nacional de Huelga fueron los siguientes: sólo agruparía a las escuelas que estuvieran en huelga; en asamblea se designarían tres representantes por plantel y no se admitirían agrupaciones políticas, ni federaciones, sólo instituciones educativas. De esta manera se cuidaba la imagen y el carácter netamente estudiantil del movimiento.
El movimiento estudiantil estuvo conformado por tres sectores: los estudiantes jóvenes de las escuelas preparatorias; los profesionistas, integrados fundamentalmente por profesores e intelectuales y los grupos politizados de izquierda universitaria que fueron elementos protagónicos en la conformación de las bases estudiantiles en diferentes facultades de la UNAM, el IPN y la Escuela de Agricultura de Chapingo.
El Consejo Nacional de Huelga se constituyó por las siguientes comisiones: de información, brigadas, propaganda, finanzas, asuntos jurídicos y relaciones con provincia.
Los seis puntos de las demandas estudiantiles eran:
- Libertad de presos políticos
- Renuncia de los titulares de la policía
- Abolición del grupo de granaderos
- Derogación de dos preceptos de la legislación penal, definitorios del delito denominado de “disolución social”
- Indemnización a los familiares de los estudiantes muertos o heridos durante el conflicto y,
- una investigación que clarificara todos los acontecimientos.
El 27 de agosto marcharon al zócalo capitalino cerca de cuatrocientas mil personas, la mayor concentración del movimiento. En esta ocasión decidieron permanecer ahí hasta que fueran resueltas las demandas del pliego petitorio y se realizará el debate público solicitado para el primero de septiembre, día en que el presidente rendía su cuarto Informe de Gobierno ante el Congreso de la Unión. El ejército nuevamente intervino desalojando e iniciando la pequeña etapa de “paz” en la que las fuerzas del orden se habían replegado.
Dentro de la tercera etapa, el 27 de agosto se desató una tercera fase que se caracterizó por violentas hostilidades. El movimiento estudiantil perdía cohesión al manifestarse divisiones internas. Se hizo un llamado por parte del rector de la UNAM para regresar a las actividades una vez que aparentemente se hablan resuelto las demandas estudiantiles. El 13 de septiembre, una fracción del CNH organizó otra marcha, esta vez silenciosa, que reunió cerca de doscientos cincuenta mil estudiantes, llegando al Zócalo en completo orden.
El I8 de septiembre el ejército tomó las instalaciones de Ciudad Universitaria. Los motivos que argumentó el gobierno fue que éstas habían sido utilizadas erróneamente por los estudiantes. La toma de Ciudad Universitaria fue acompañada de encarcelamientos de estudiantes profesores e incluso funcionarios de la propia Universidad. Los diez mil soldados que ocuparon Ias instalaciones educativas abrieron un nuevo periodo de violencia.
En la última fase el gobierno asumía una creciente represión, la cual era enfrentada por la notoria combatividad de los estudiantes. El rector hizo un llamamiento a los estudiantes para la “defensa moral de la Universidad”, acontecimiento que fue duramente criticado, principalmente por sectores priístas y del Congreso de la Unión.
El 23 de septiembre el rector presentó su renuncia con carácter de irrevocable; no obstante fue rechazada por la junta de Gobierno de la UNAM, los profesores y estudiantes de esta casa de estudios que tampoco apoyaron la renuncia.
El 30 de septiembre el ejército desocupó las instalaciones universitarias. Sin embargo, el ala dura del gobierno logró imponer su decisión desatándose los sucesos del 2 de octubre, en un mitin convocado por el CNH en la plaza de las Tres Culturas. Díaz Ordaz llevó a los Pinos un problema policiaco de quinta categoría y lo convirtió con la represión, en una crisis nacional.
El 4 de diciembre finalizó la huelga, se disuelve el CNH y las demandas estudiantiles quedaron en el aire. En este contexto, el movimiento del 68 en México fue una respuesta ante el autoritarismo y el estrechamiento progresivo del espacio político en México. La estrategia política del periodo de Díaz Ordaz fue aislar radicalmente al movimiento estudiantil de los movimientos obreros y campesinos, lo que ocasionó la crisis y el desgaste en el interior del movimiento, como lo declararía años más tarde Eduardo Valle.
La represión del 2 de octubre provocó en el movimiento estudiantil la pérdida de dirigencia nacional, y su capacidad ofensiva debilitando sus mecanismos de lucha.
El Movimiento Estudiantil deI 68 también se realizó en el marco de la lucha por la hegemonía del poder político en México. Son tres los sectores que a lo largo de la vida política de México se han disputado tal hegemonía: el sector público representado por el gobierno y sus instituciones; sector privado que comprende a los empresarios, industriales y banqueros y el sector disidente constituido por partidos políticos y organizaciones obreras y campesinas independientes. El periodo de Díaz Ordaz se caracterizó por una sistemática represión contra el sector disidente, lo que permitió que los otros dos sectores se disputaran el predominio político, llegando a establecer, incluso, mutua dependencia.
El objetivo de esos dos Sectores políticos (gobierno y empresarios) fue buscar, básicamente, el desarrollo capitalista; los grupos que no compartieron tales fines fueron borrados de la vida política en ocasiones, con el más violento autoritarismo, como sucedió con el movimiento estudiantil que estaba desafiando al “desarrollismo” impuesto por el Estado y el sector privado.
Por más que el movimiento estudiantil intentó establecer vínculos con sectores de la clase trabajadora, éstos en forma firme no se realizaron. La clase obrera estaba mediatizada y controlada por corporaciones sindicales priístas. Incluso algunas organizaciones obreras tenían cierta desconfianza de los estudiantes.
El 68 mexicano, a pesar de las distinciones ideológicas internas de los grupos participantes, se ha considerado como una expresión de reformismo y modernización del sistema mexicano.
En el interior de la Universidad se sucedieron varios cambios que por su importancia no pueden dejarse de lado, a saber: el cambio de los programas de estudio, ahora el Marxismo con sus múltiples interpretaciones (maoístas, Ieninistas, troskistas, etc.) ocupaba un lugar importante en la formación educativa; cambios en el reclutamiento del personal docente y administrativo junto con una nueva orientación de la educación dirigida hacia los problemas sociales, “la educación debía estar al servicio del pueblo”.
Es en este último punto en donde se discutía, el problema de sí las universidades debían ser un instrumento al servicio de la iniciativa privada, o se tendrían que encargar de analizar los problemas nacionales y formar cuadros donde la crítica social fuera el punto esencial de las discusiones académicas, este punto le dio un giro muy importante a la educación. Gabriel Zaid nos dice que nació una especie de puritanismo, según el cual los intelectuales que cobraban en el gobierno estaban “integrados” por los que cobraban a través del presupuesto universitario, vivían de la corrupción: ellos vendían solamente su fuerza de trabajó, eran víctimas de la represión. Otro rasgo importante heredado de las movilizaciones estudiantiles es el desarrollo de un sindicalismo independiente. El movimiento sindicalista independiente de la UNAM cobró fuerza en 1971, con la creación del Sindicato de Trabajadores y Empleados de la Universidad (STEUNAM).
Después del 68 hubo ausencia de las bases estudiantiles en las asambleas de los pocos comités de lucha que quedaron en pie. Esto le permitió al gobierno recuperar el sostén ideológico y político de control hacia las clases trabajadores sometidas por los líderes charros. Efectivamente se creó una conciencia social contra la situación política existente, pero no una oposición organizada que involucrara a otros sectores de la población: obreros, campesinos, movimientos feministas, etc.
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