viernes, 29 de julio de 2016

DESARROLLO ESTABILIZADOR

Desde los años cincuenta se creó una estrategia de crecimiento económico que continuó durante los años sesenta, a la que dio el nombre de “Desarrollo Estabilizador”. Esta política económica presentó una imagen de desenvolvimiento exitoso y coherente, pero que escondía contradicciones sociales y limitantes en el aparato productivo, y una tendencia de agotamiento de este modelo en su crecimiento, la nota más real de la crisis que se estaba.
A grandes rasgos El Modelo de Desarrollo Estabilizador tuvo las siguientes características:
  • Expansión económica constante, en varios sectores productivos.
  • Baja en las tazas de inflación.
  • Los campesinos , trabajadores no calificados y los llamados marginales, fueron los grandes perdedores durante este período histórico en México.
  • Aumento de la deuda pública externa.
La política del Desarrollo Estabilizador (1955-1970) constituyó un cambio en el modelo de sustitución de importaciones, y se caracterizó por un crecimiento económico sostenido, una relativa estabilidad de precios y el mantenimiento de la paridad de tipo de cambio en condiciones de convención eficiente. Todo ello tuvo un alto costo social, marcado por la agudización de desequilibrios económicos, y graves tensiones sociales con una dependencia en lo comercial y financiero que llevó a los rubros de tecnología y cultura.
El Estado mexicano intentó, entonces, una estrategia económica que incluía las dos escuelas de pensamiento sobre la inflación en América Latina: la monetarista y la estructuralista. De la primera retomaría su instrumentación a corto plazo, y su acción sobre la oferta. Es aquí cuando surge la política económica del Desarrollo Estabilizador. En éste, la intervención estatal subordinó su gestión al logro del crecimiento económico a un ritmo elevado, con dos líneas básicas; modernizar la economía sin conceder privilegios al costo social y a la necesidad política de mantener legitimidad y control sobre la población. Para entender este modelo de desarrollo de los años sesenta, analizaremos los siguientes rubros:

POLÍTICA INDUSTRIAL

El Desarrollo Estabilizador creó instrumentos de protección a la industria, como eje central de la  acumulación del capital, una canalización fuerte de recursos, y una política nueva de desarrollo económico que desde varias décadas se venía dando y que se mantuvo en los años sesenta.
La política de industrialización acelerada en el Desarrollo Estabilizador ubicó su eje en el “proteccionismo” en donde resultan básicos los programas de producción de algunas ramas de la industria automotriz. La política aumento la cobertura de protección efectiva, destacando como instrumento los permisos y licencias de importación.

POLÍTICA AGROPECUARIA

El estado mexicano fue un fuerte promotor del modelo de Desarrollo Estabilizador, mediante el uso del gasto público, de obras básicas de infraestructura, la producción de bienes y servicios por organismos descentralizados y empresas paraestatales. Se incentivo la producción de bienes para el mercado interno o de industrias nuevas para el desarrollo del país, se rebajaron impuestos para la importación completa de plantas productivas y se movieron exportaciones con sacrificio fiscal para el país. De hecho, la protección, mediante barreras de impuestos otorgados a la industria nunca se suprimió y ello fortaleció a los grupos empresariales, los cuales apoyaban esta política.
La política económica a favor de la industria incrementaba el gasto público en infraestructura urbana, en la baja de tarifas sobre los servicios dados por el Estado y en los subsidios que éste daba a las actividades industriales, creando la concentración y centralización industrial y reproduciendo mayores necesidades de gasto público.
Como contraparte, el control político de la fuerza de trabajo mantuvo salarios bajos. Así, mientras la política de protección abarataba el factor capital a inversionistas, la política, sindical dirigida por grandes centrales ofertas no permitía el acercamiento real de la mano de obra.
Desde los años treinta el sector agropecuario fue el pilar del desarrollo económico de México, con reparto de tierra cultivable, mediante desmontes de tierras ociosas. La política de infraestructura para la irrigación se construyó de hecho en un factor de estrategias económicas. Al lado de la acción gubernamental de la reforma agraria e investigación agropecuaria, se creaba una política importante para la formación de exedente agrícola.
En la primera mitad de los años sesenta el sector agropecuario tuvo un crecimiento de    5 % anual.  Estos resultados permiten ver el poder de los industriales y la política en este sector con la inversión pública, reparto de tierras, cambios de precios y política de créditos a campesinos, fundamentalmente.  En la gráfica 1 podemos observar el apoyo que se dio a la inversión pública esos años
En inversión pública hubo una alta y el sector agropecuario cayó sobre todo en la segunda mitad de los sesenta. Entre las causas que dieron lugar a este suceso deben apuntarse la mayor demanda de recursos del sector público, frente a la rigidez de precios y bienes, así como a escasas recaudaciones fiscales por parte del Estado, efectos que se ven como un aceleramiento del desequilibrio presupuestal.
En la segunda mitad de los sesenta, mediante la reforma agraria se repartieron tierras productivas, pero nunca se pudo alentar la inversión en el campo, paso lógico a una etapa siguiente de reforma. Ya en 1970 la tierra distribuida no era cultivable, o bien se requería de una alta inversión para hacerla producir. Con esto, los alcances de los años cincuenta en el área agrícola estaban totalmente desarticulados  y agotados. La situación en la agricultura era mala: no había aumentos en la producción de maíz y frijol, los precios de los fertilizantes eran altos y los servicios de extensión y tecnología eran muy limitados. El crédito agrícola en este período se redujo alterándose el panorama agrícola del país por el proceso de cambios con precios internacionales. Ellos creaban problemas a los precios de garantía pues éstos no coincidían con las necesidades alimenticias en el nivel nacional, ocasionando un impacto negativo sobre la producción nacional en competencia desleal con la internacional.
La creciente intermediación agrícola fue un factor negativo determinante en el fracaso de la política agropecuaria, pues la repartición de tierra no dejaba alternativa para su explotación y producción.
La ausencia de políticas definidas creó efectos nocivos, principalmente en el mercado de trabajo. Las condiciones arriba enumeradas (desequilibrio de precios, composición de cultivos, etc.) repercutían en el empleo; la agricultura de temporal, realizado sobre el minifundio, provocaba poca demanda en el trabajo jornalero. No existía la posibilidad de generar empleo agrícola para el crecimiento económico rural, y los apoyos de los organismos estatales, con bajos recurso crediticios, fueron otorgados mediante una política de privilegios e intermediación.
La agudización de los problemas  se pone de manifiesto también con el creciente empuje de la concentración urbana, en donde la migración campo-ciudad fue un factor determinante, pues acarreó otros problemas a las grandes ciudades, sobre todo a la capital de la República, con creciente migración social que redundaría en pobreza, desempleo y miseria. Todo ello se traduciría más tarde en una crisis agrícola de graves consecuencias.
La política agropecuaria tampoco fue utilizada como instrumento de distribución de ingreso que le diera dinámica al mercado interno. Más bien, esta política tuvo como característica el rezago, que limito al Estado y redujo la demanda efectiva, produciendo las propias alternativas de desarrollo de este modelo.
En la primera mitad de los sesenta hubo intentos para lograr una mayor recaudación fiscal, pero fracasó en los años siguientes, más aún, sufrió un grave deterioro.
La política de protección de precios y la estructura impositiva en empresas públicas repercutían en deficiente uso de ingreso, así como la inestabilidad para allegarse recursos; en el control de cambios se aceleró el desequilibrio presupuestal creando una grave deuda externa en este período.
La entrada de capitales estadounidenses hizo más difícil la situación, y no representaron ningún tipo de atención a los esfuerzos del gobierno mexicano en materia de política fiscal, cuando por ejemplo, grandes compañías como Ford y General Motors mantuvieron un capital del 100% extranjero.

POLÍTICA FISCAL Y FINANCIERA

La política fiscal no tuvo como objetivo dedicar al sector público un monto alto de recursos para el reparto productivo.
En cuanto a la política financiera, este rubro fue considerado el más exitoso en el Desarrollo Estabilizador, se impulsó el crecimiento económico de los sesenta. Se dieron facilidades a los ahorradores (creando una competencia entre diversas instituciones bancarias) otorgando altas tasa de interés e imprimiendo en la estructura bancaria una liquidez y una volatilidad sumamente peligrosa, por la facilidad de retiro de fondos en casos de pánico bancario, como sucedió en 1776. Los gastos del Estado, sin recurrir a la elevación de los precios de tarifas y servicios estatales y a la emisión monetaria antinflacionaria fueron condición para un crecido endeudamiento externo.
La condición de privilegios para asignar recursos, hicieron posible que esta política fuera un obstáculo para la pequeña y mediana industria, no sólo porque los recursos de la banca eran para el apoyo de grandes empresas en su captación de divisas. Los créditos que se designan eran otorgados con criterios en rentabilidad a bancos y no precisamente alentaban las actividades socialmente indispensables.
La política financiera hizo que el consumo de las clases media y alta fuera sobre todo mediante el uso de tarjetas de crédito, que apoyaban y acrecentaban el tipo de mercado de bienes de consumo superfluo o de flujo.

RESULTADOS Y CONSECUENCIAS DEL DESARROLLO ESTABILIZADOR

Se pueden apuntar varias contradicciones importantes que este modelo trajo consigo. Destacan sobre todo el desequilibrio del sector externo de la economía mexicana, que se convertía en el freno de crecimiento productivo, creando un alto nivel de desempleo, el deterioro de salario y la concentración del ingreso, con graves vacíos en el complejo de la estructura productiva y una dinámica crisis de este modelo en la distribución del ingreso.
Otros rasgos importantes lo fueron también la descapitalización creciente en el sector público por la disparidad de la inversión extranjera directa y la balanza de cambios, y la desnacionalización de la industria por la compra o liquidación de industrias mexicanas por parte de empresas privadas, nacionales o extranjeras.
En lo referente a la industrialización, la modernización incrementó la inversión de capitales pero redujo la capacidad de absorber mano de obra en la industria, por lo cual el proceso de la industrialización acelerado no solucionó el problema de desempleo, ni en el campo ni en la ciudad, lo que se tradujo en la pobreza, en la marginación social y en una mínima participación política.
El aparato productivo manifestó una incapacidad para crear fuentes de trabajo y absorber a las personas en edad de trabajar.
En la distribución del ingreso donde se percibieron las contradicciones del modelo de desarrollo estabilizador, junto a la concentración de los medios de la producción, el creciente deterioro del trabajador, la afiliación reducida de trabajadores a los sindicatos, la ocupación en actividades de baja productividad, el alto porcentaje de desempleo, la poca movilidad de ocupación en actividades de baja productividad, el alto porcentaje de desempleo, la poca movilidad de ocupación y los bajos niveles de capacitación y escolaridad de los trabajadores.
Los mecanismos utilizados para este período crearon desórdenes sectoriales y regionales; por ejemplo, el dinamismo ubicado para el sector industrial provocó el descuido de otros sectores como el agropecuario.
Los desequilibrios de la estructura económica acentuaron las desigualdades regionales, y mientras ciudades altamente industrializadas como México, Guadalajara, Monterrey mostraban un alto desarrollo, otros lugares quedaron rezagados sin dinámica de crecimiento propia. Para Gabriel Zaid, el deterioro de la economía en los últimos sexenios se debió esencialmente a la dependencia externa de la voluntad de un solo hombre. En la economía todo sube al nivel de incompetencia, y la administración de empresa ya no es simple administración sino política económica.
El Desarrollo Estabilizador fue pasivo para su propia continuidad, dejando muchos huecos en la estructura productiva con una fuerte ausencia en el desarrollo tecnológico, permitiendo el ingreso de bienes de importación y sin remplazo con producción propia e interna.
El factor más doloroso y penoso de este modelo se presentó en el salario, con una doble característica: se encarecía por el lado inversionista, y se mantenía a nivel de subsistencia por el lado de adquisición del trabajador, generando una crisis en el sistema, que se reflejaría en 1944 con el movimiento médico y en 1968 con el movimiento estudiantil, revelando una situación importante: el sistema político mexicano se debilitaba en la medida en que los movimientos políticos independientes o relativamente independientes entraban en escena. Con todo, esos movimientos fueron una reacción contra la ausencia de una política de distribución que abarcaba todos los actores sociales.
El primer año de gobierno de Díaz Ordaz se caracterizó por una serie de manifestaciones y conflictos sociopolíticos, que no provenían de la clase trabajadora; en este período hubo un control efectivo por parte de las centrales corporativas que los agruparon y de los líderes que los representaron; las manifestaciones eran de las clases medias profesionales, a las cuales se les negaría el acceso a las instituciones de organización y dirección del sistema.
En 1964 surgió el problema de los médicos que fue disuelto por la vía represiva, y se puso de manifiesto el método autoritario-represivo que definió la política del régimen de Gustavo Díaz Ordaz, método que fue usado en forma recurrente.
El autoritarismo de este régimen se dio sin distinción alguna para cualquier intento de democratización. Tal es el caso, por ejemplo de Carlos Madrazo, quien fue presidente del Partido Revolucionario Institucional (PRI), nombrado por el mismo presidente, mediante una serie de alianzas al interior de este partido que apoyaron su designación.
Madrazo intento reformar algunas prácticas en el seno del partido oficial, para que sus miembros tuvieran más participación y no se tomarán decisiones sólo desde la cúpula del PRI. Para poner en práctica las reformas utilizó las elecciones primarias municipales de 1964 en los estados de Chihuahua y Baja California, en donde se consideró la opinión de los miembros del partido. Esta medida creó inquietud y opiniones de diversa índole; Carlos Madrazo fue obligado a renunciar y sus medidas se anularon.
Un ejemplo más lo representa la negativa del régimen para autorizar el registro del Frente Electoral del Pueblo, partido de izquierda que intentaba participar en forma legal en las elecciones de 1964; además de esta negativa se procedió al encarcelamiento de sus principales dirigentes.
La desigualdad estratégica del modelo de desarrollo económico más la dureza del régimen hizo que este sexenio tuviera consecuencias sociales muy negativas con movimientos de protesta agrarios, guerrilla en Guerrero, manifestaciones de descontento en Sonora, y sobre todo, el Movimiento Estudiantil de 1968, que marcaría nuevos rumbos en la historia social, política y cultural de México.

2 comentarios:

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